Es un misterio cómo un tipo de música puede influir de una forma tan profunda
El 17 de junio se realizó la videoconferencia "Historia De La Música Rusa", organizada por el Departamento de Relaciones Internacionales de la UDA y dictada por el experto Harvey Nystrom.
Nystrom, quien ha participado en dos óperas rusas y en la Ópera Lírica de Chicago, le contó a Campus cómo nació su amor por la música rusa y de la vez que estuvo en la Universidad del Azuay.
Cuando tenía unos 10 años mi madre me compró algunos discos de música sinfónica. Recuerdo algunas piezas rusas que encontré particularmente atractivas, como la Obertura 1812 de Tchaikovsky, Capricho Español de Rimski-Korsakov y las danzas polovstianas de Borodin.
Mi mejor amigo también tenía una grabación de Sheherazade de Rimski-Korsakov que escuchaba constantemente.
Cuando ya estuve en la Universidad descubrí la ópera.
Compré entonces una grabación de Boris Godunov, una mágica combinación de teatro y de la música rusa que había amado de pequeño, interpretada por el gran George London.
Todavía tengo una copia de esa interpretación.
En la universidad tomé clases de ruso y en literatura rusa, que profundizaron mi amor por todas las cosas de ese país.
Como me gusta cocinar, aprendí hacer platos rusos como la sopa borsch, piroshkis y dulces.
En 1993 pude visitar Rusia y fui a ver las tumbas de algunos grandes compositores, incluyendo Godunov. Sin embargo, no pude comprar entradas para la ópera porque el país estaba atravesando una serie de luchas políticas y los teatros estaban cerrados.
Yo amo las voces más graves de los hombres en la música rusa. He cantado en algunos coros y tengo una voz grave, soy barítono. Me gusta intentar cantar lo más grave posible.
La música rusa se destaca por su sonoridad y sus compositores experimentan con diferentes e inusuales combinaciones de instrumentos. Me encanta la armonía de sus canciones folclóricas y de la música religiosa ortodoxa.
En cierto sentido ha sido un misterio para mí cómo un tipo de música puede influir de una forma tan profunda, pero lo hace.
Aunque no se trata exactamente de música rusa, recuerdo que cuando estuve en Cuenca vi una producción de Historia de un soldado de Stravinsky en la Universidad del Azuay y me encantó.
Esa pieza no es rusa, pero se le parece mucho. Realmente la interpretaron muy bien.
